Ensayo. La locura como sinónimo del ideal
Por: Centro Literario Istak Axolotl
Desde
el momento en que el autor Miguel de Cervantes Saavedra da a conocer su obra
cumbre al resto del mundo, brinda una perspectiva interesante la cual se
encuentra más allá de la crítica de las cuestiones caballerescas, e incluso,
del mero entretenimiento.
Nuestro personaje
central, Don Quijote de la Mancha, es el cimiento de una infinidad de
reflexiones puesto que no solamente representa al hombre del siglo XVI, sino
también al hombre de todos los tiempos. Algunos autores como Borges o Kafka se
han sentido atraídos por esta emblemática figura; pero por ahora es pertinente ceder la palabra a Unamuno (1905) a través de uno de los fragmentos que
constituye su obra Vida de Don Quijote y
Sancho:
Con estas palabras se debe tener un
pensamiento distinto al enfrentarse a Don Quijote, porque se infiere a través
de dicha cita que un personaje posee vida más allá de la obra, una razón de ser
la cual es revelada por medio del escritor. En una primera lectura, es evidente
la manera en la que busca parodiar a todos los elementos que constituyen la
imagen de un héroe, un personaje que surgió para satisfacer las altas
expectativas de una sociedad inconforme.
Virtudes como el valor, la lealtad y la justicia son adoptadas por Don Quijote, claramente de una forma muy particular y sin embargo, es señalado como un loco. A partir de este instante debemos cuestionarnos ¿qué es lo que nos hace identificar a una persona carente de juicio? Porque como ya se había mencionado, un personaje muestra el sentido de su existencia por medio de su creador, y es por ese motivo, que no podemos quedarnos en una idea tan vana como la que nos podría sugerir lo siguiente: Don Quijote es un ser excéntrico y justifica su locura con el propósito de burlar los ideales de años anteriores.
Michael Foucault sugiere que en una sociedad la exclusión se aplica a la locura, a lo que no pertenece a ningún lugar. Algunas de las formas de rechazo que el autor señala se dan mediante la familia, el trabajo y el discurso. En primera instancia, se pueden encontrar las tres en la figura de Don Quijote: es soltero y su amor por las novelas caballerescas lo desliga de su familia, ya que es incapaz de adaptarse a las reglas morales de su propio entorno, también, esa misma pasión lo orilla a empeñar algunos de sus bienes e incluso a abandonar su hacienda.
En cuanto a discurso, el autor nos habla de dos personajes que se encargan de revelar el sentido oculto de las cosas: el bufón, como un hombre libre que muestra la verdad mediante el juego para no tener repercusiones y el loco, el cual tiene la siguiente función:
“El loco ocupa (...) una posición privilegiada: el loco sobre el escenario es el que de antemano dice la verdad (...), el que está dotado de una segunda vista” (Foucault, 2001, p. 85)
Cabe añadir que el autor expone un prejuicio dominante en la antigua Europa: los errantes como símbolo de locura, puesto que su condición indicaba que no estaban ligados a un señor o a una ciudad. Vemos a nuestro protagonista como un caballero andante, y sin importar cuántas veces hace mención de su lugar de origen y de su “señora”, continúa siendo ante la sociedad un hombre sin pertenencia, y por lo tanto, un ser sin sus plenas facultades mentales.
“La literatura parece encontrar su vocación más profunda cuando se empapa de locura” (Foucault, 2001, p.86). ¿Qué sentido o meta tiene un personaje tan particular como el Quijote? La respuesta a esto es la lucha por los ideales del hombre, guiada por la fantasía, y por ende, vista como mentira o locura.
Dicho esto hay que retomar los puntos que se abarcaron en cuanto la exclusión en primera instancia, para asignarles su determinada justificación. En cuanto a trabajo el personaje si tiene una vocación, y ésta, le exige explorar nuevos entornos por lo cual tampoco es errante. Su discurso se maneja mediante los libros de caballerías, sin embargo, sus ideales coinciden con los requeridos para sanar a una sociedad banal y viciosa. Por último, aceptar la moral de su entorno más cercano era aceptar la corrupción de sus propios ideales, y es por ello que decide emprender su búsqueda sin importar las opiniones de su familia.
Don Quijote de la Mancha tiene el propósito de mostrar cómo lucen los hombres idealistas. Son los locos, los enfermos, los errantes, los rechazados y los humillados; no obstante, también son los de espíritu de acero, los que ofrecen una visión diferente de la realidad por más fantasiosa que pueda lucir, los que transforman sus comportamientos habituales sin miedo a ser el blanco una sociedad realista sin embargo, los idealistas, aunque parezcan invencibles, también son los únicos que ignoran un peligro el cual nace en el interior: el poder de asesinar sus propios sueños.
Bibliografia:
- Ø Anónimo. (4 de marzo del 2011). Miguel de Unamuno: Don Quijote y Sancho claves para una filosofía del presente. (17/11/2019) de over blog sitio web: http://ideas-filosoficas.over-blog.es/article-miguel-de-unamuno-don-quijote-y-sancho-claves-para-una-filosofia-del-presente-68560175.html.
- Ø Unamuno, Miguel de, Vida de Don Quijote y Sancho, Madrid, 1988.
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