Ensayo. Aspectos de la identidad narrativa en la trilogía de la Materia oscura
Por: Centro Literario Istak Axolotl
Ahondar en los elementos que nos constituyen se asemeja a observar a través de un caleidoscopio. Percibimos figuras de una inmensa variedad de matices, los cuales, se fusionan y emergen en una nueva forma gracias al movimiento ejercido en la base del aparato. Esa rotación voluntaria a contraluz es la que genera la apertura hacia una transformación constante. Hacia una constitución múltiple.
Este efecto tiene una manifestación similar dentro de cada persona. Existen una serie de factores encargados de contribuir a la formación del propio ser, los cuales añaden, privan u omiten aspectos que impactan en la vida del individuo y terminan por desembocar en un concepto sumamente identificable: la identidad.
Un elemento inherente en el ser humano es la capacidad de reflexión, efectuada mediante las distintas experiencias. Éstas, se configuran en lo interno del sujeto puesto que cada persona les atribuye una significación para, posteriormente, colocarlas en la base de su entendimiento. De este proceso interiorizado surgen interpretaciones del mundo, las cuales solamente se logran comprender mediante la introspección.
En esta reflexión del ser mismo, se encuentra un término fundamental e irrepetible en el ser humano: el carácter. Paul Ricoeur menciona en su obra Sí mismo como otro, que al referirnos a nosotros mismos disponemos de dos modelos de permanencia, el carácter y la palabra dada, en los cuales reconocemos aquello que decimos ser; no obstante, ¿qué sucedería si no se lograra efectuar una autodefinición? Efectivamente se caería en una angustiosa crisis de identidad; sin embargo, Ricoeur afirma en su estudio que simplemente se debe realizar el “ […] recubrimiento del ¿quién? por el ¿qué?, el cual hace deslizar de la pregunta: ¿quién soy? a la pregunta: ¿qué soy?” (Paul Ricoeur, 1996, p. 117).
Dichas cuestiones no sólo forman parte de nuestra propia adscripción en el mundo; sino también, constituyen un pilar esencial dentro del núcleo del argumento que la literatura fantástica desarrolla en torno a sus personajes.
Philip Pullman, escritor inglés, abarca una serie de temáticas en su reconocida trilogía La materia oscura, entre las cuales, se encuentra el concepto de la identidad. Uno de los elementos más característicos presente a lo largo de estas novelas es el ser llamado daimonion que, si bien ya se había hecho una pequeña mención de él en la filosofía platónica, el autor lo desarrolla hasta colocarlo en uno de los principales ejes de su argumento.
Parte de lo que conforma a esta entidad es su condición indispensable en la existencia de todo ser humano. La conexión suscitada entre éste y su “dueño” es tal, que es inconcebible la integridad y plenitud de la persona sin su presencia. De lo anterior, puede asegurarse que más allá de representar el alma de su portador, se trata de la exteriorización del propio ser.
En el transcurso del desarrollo de la trama, se conoce que los daimonions de los niños se encuentran en constante transformación, lo cual remite a dos conceptos iniciales mencionados por Paul Ricoeur para la constitución de la identidad narrativa.
La imaginación y la creencia son elementos frecuentemente utilizados por el hombre, además de que construyen o modifican ciertos aspectos del auto reconocimiento. “A la imaginación se atribuye la facultad de pasar con facilidad de una experiencia […], y así transformar la diversidad en identidad. La creencia que sirve de unión, llena el déficit de la impresión” (Paul Ricoeur, 1996, p. 124). Es de esta manera que se logra concebir con mayor claridad una de las razones por las cuales estos seres no tienen una forma definida durante la infancia, puesto que los niños cuentan con una vida poco experimentada, la cual les ofrece conocimientos superficiales en los cuales creen distinguir hechos comunes como lo son acontecimientos inofensivos o perjudiciales.
Ejemplo de ello son las diversas formas que Pantalaimon, daimonion de la protagonista, adopta dependiendo de la situación. Si Lyra Belacqua se encuentra en una momento que a su criterio podría mostrarla como sumisa o débil, este ser se transforma en una pantera, animal que infunde seguridad, o si experimenta un cambio hostil y amenazante, su daimonion optará por la forma de un feroz gato montés.
Retomando la concepción de una identidad narrativa, Ricoeur menciona en su obra que el paso decisivo surge cuando se avanza hacia la acción de un personaje debido a que “la categoría del personaje es una categoría narrativa y su función en el relato concierne a […] la propia trama. Se trata […] de saber lo que la categoría narrativa del personaje aporta a la discusión de la identidad personal.” (Paul Ricoeur, 1996, p. 141).
En el primer libro se observa una conversación simple: pero relevante entre un marinero y Lyra. Ambos personajes hablan de los cambios y evoluciones de los daimonions. Posteriormente, el marinero le comparte un argumento clave en el lazo del ente y su portador: “Cuando tu daimonion adquiera una forma definitiva, sabrás quién eres” (Philip Pullman, 1995, p. 81).
Paul Ricoeur expone que la dialéctica interna del personaje consiste en que su singularidad emerge de la correlación con sus acciones durante la trama. Es por ello que actantes como la señora Coulter, Farder Coram o Lord Asriel quienes ya llevan un vida desarrollada en la historia, poseen un daimonion con una forma fija. Se reconocen a sí mismos y lo exteriorizan en animales que son reflejo intacto de su carácter. Es así como se llega a la conclusión de que “Es la identidad de la historia la que hace la identidad del personaje” (Paul Ricoeur, 1996, p. 147).
Por otro lado, se exponen situaciones en la cuales se representa el proceso contrario. El rechazo o desconocimiento del sí mismo, tomando la idea de que “entre los hechos narrados en un tiempo pasado, existen proyectos, esperas, anticipaciones, mediante los cuales los protagonistas del relato son orientados hacia su futuro […]” (Paul Ricoeur, 1996, p. 165).
De ello se destaca la participación de Lofur Raknison, un personaje que se encuentran varado en la crisis de su propia identidad. Un ser privado de la mismidad y, por ende, cegado durante la elección de sus decisiones, lo cual, desencadena en la imposición de sus ideas y posteriormente en su muerte, un hecho fácilmente anticipado desde el instante en el cual se conoce su deseo más profundo.
Partiendo de la idea del anhelo, su influencia tiene tanto poder y relevancia que direcciona nuestras decisiones y, la certeza al momento de realizarlas, se encuentra fuertemente vinculada a las creencias. A la atestación que finalmente radica en la configuración misma del ser.Durante la segunda parte de la trilogía, se acentúa un fuerte deseo de apoyo por parte de Grumman hacia las acciones de Lord Asriel; pero se debe destacar que esa sensación, su propia ansia, contiene un toque ético el cual forma parte de uno de los elementos relacionados al concepto de identidad.
“[…] En gran parte la identidad de una persona, de una comunidad, está hecha de estas identificaciones-con valores, normas, ideales, modelos, héroes, en los que la persona, la comunidad, se reconocen” (Paul Ricoeur, 1996, p. 116). Lo anteriormente dicho no sólo contribuye a la construcción del propio conocimiento del sí; sino también a la idea de unidad narrativa, una noción que “hace hincapié en la composición entre intenciones, causas y casualidades, que encontramos en todo relato” (Paul Ricoeur, 1996, p. 184).
De ello también se comprenden ciertos aspectos que conforman la identidad de Lyra. Las decisiones intencionales que tomó a lo largo de los tres libros y las experiencias suscitadas a partir de una simple travesura, como lo fue el esconderse en el armario de la sala de conferencias del Jordán college. Por esto igualmente se puede inferir que ella forjó su propio destino, un factor que “no responde a una problemática objetivadora sino existencial” (Paul Ricoeur, 1996, p. 114).
Esta finalidad la lleva a tejer el deber en su vida con la vida de los demás, originando el mantenimiento del sí, uno de los dos polos estudiados por Paul Ricoeur en relación a la identidad narrativa. “El mantenimiento de sí es, para la persona, la manera de comportarse de modo que otro puede contar con ella. Porque alguien cuenta conmigo, soy responsable de mis acciones ante otro” (Paul Ricoeur, 1996, p. 168).
Es de esta condición de la cual surge una especie de promesa. Un compromiso en el que, según Paul Ricoeur, el llamado añade importancia al afecto y estima que se tiene hacia el Otro. Conforme avanza la narración de los libros, Lyra se encuentra con nuevos obstáculos; pero también con nuevas aportaciones para su vida, y una de ellas es el encuentro con Will Parry en la peligrosa ciudad de Cittàgazze.
Este personaje es de enorme relevancia en el desarrollo de la segunda y tercera parte de la novela, no solamente por ser el portador de la daga; sino también por el impacto profundo que genera en la vida de la protagonista. Ricoeur apunta en sus estudios del Sí mismo como otro, que no puede existir estima propia sin el otro, al cual se le hace ver su capacidad de construir algo para al mundo por medio de sus propias razones y preferencias.
Y es mediante este factor que ambos personajes se vuelven equivalentes de manera simultánea, a tal punto que posterior al momento en el cual cada uno regresa a su mundo, Lyra le comenta a Pantalaimon que sin importar cuán grande sea la necesidad de estar con Will no debía retenerlo, a lo cual concluye con esta frase sumamente significativa: “[…] no habríamos podido construir. Nadie es capaz de hacerlo si antepone sus deseos” (Philip Pullman, 2000, p. 252).
Un último aspecto para abordar en relación con los elementos constituyentes de la identidad narrativa es el papel efectuado por las instituciones. “Por institución, entenderemos aquí la estructura del vivir-juntos de una comunidad histórica —pueblo, nación, región, etc.—[…]” (Paul Ricoeur, 1996, p. 203).
En base a esta definición se puede señalar al aspecto más representativo de la Materia oscura: la Iglesia. Es durante el desarrollo de la trama de El catalejo lacado que se expone una de la mayores consecuencias de la influencia de dicha institución en uno de los antagonistas más relevantes.
La señora Coulter, madre de Lyra, se ve fuertemente convencida por los creencias dominantes de su contexto. Se sabe que, tanto en la historia de la trilogía como en la realidad, los dogmas ejercen control sobre gran parte del propio actuar en el mundo. Entran cuestiones como la moral y el deber, las cuales tienden a ser fácilmente manipuladas por voluntades comúnmente establecidas en el anonimato ya que “La pluralidad incluye terceros que nunca serán rostros” (Paul Ricoeur, 1996, p. 204).
La institución suele realizar autoproclamaciones como se muestra en la conversación de los ángeles en el tercer tomo: “[…] La Autoridad, Dios, el Señor, Yahvé, El, Adonai, el Rey, el Padre, el Todopoderoso […] son unos nombres que él mismo se impuso” (Philip Pullman, 2000, p. 17). Estas afirmaciones logran ser rápidamente vistas por verdades, puesto que hablan en representación de un Ser superior en el cual se deposita la creencia , y así mismo, la certidumbre.
Es así como dicha fuerza misteriosa disfrazada de colectividad o bien común, mueve sus piezas en un tablero de ajedrez. Sacrifica peones con la intención de obtener y expandir su régimen, eliminando al contrincante, o en este caso al hereje, del juego. “El poder […] no concierne sólo al pasado, a la tradición, a la fundación […] mítica […] bajo el título de la Autoridad, […] concierne aún más […] a la ambición de durar, es decir, no al pasar sino al permanecer “(Paul Ricoeur, 1996, p. 204).
La imposición de una ideología aunada a un representante carismático ha sido una combinación seductora a lo largo del tiempo para las grandes masas; no obstante, siempre surgen individuos que logran ver los medios por los cuales dicho representante consigue un fin en específico.
Entonces, ¿en qué consiste la lucha eterna de estos dos extremos? El personaje de Serafina narra que Xafania, un ángel femenino, le dijo que el conflicto ha radicado desde siempre en la lucha del conocimiento y la ignorancia, y la Autoridad en conjunto con la Iglesia se han encargado de cegar a las personas.
La ignorancia funge como un instrumento de dominio. Es un acto voluntario y simplemente consiste en mostrar una parte de lo que acontece, satisfaciendo las interrogantes más superficiales para no propiciar la duda y, por consiguiente, la averiguación. Por ello es sumamente difícil desarraigar la identidad del ser de lo que es casi un estilo de vida y sobreponer las creencias que sí se encuentran vinculadas al ser mismo. Se trata de un proceso de reconfiguración total en el que la experiencia es utilizada como filtro para la configuración del verdadero sujeto.
Llegado este punto del ensayo se puede asegurar que cada acto, experiencia y pensamiento del personaje está gobernado por su identidad narrativa, la cual fija el destino de los acontecimientos suscitados durante el argumento de los tres libros. Dichos elementos poseen la función de ficcionalizar ciertas temáticas reales, por lo cual el lector termina relacionando sus propias experiencias e identificando el elemento oculto dentro de la trama. Fuera del eje central de la historia, se puede reconocer una crítica hacia el abuso del poder por parte de las instituciones, especialmente las iglesias.
Este manejo de la propuesta de Philip Pullman es concebible gracias a las herramientas proporcionadas por el género fantástico, el cual se sirve a su vez de la ficcionalización y es mayormente reflexionado por teorías filosóficas como las expuestas por el autor Paul Ricoeur, el cual brinda un estudio que ahonda más allá de los términos.
Como se mencionó al inicio del texto, un elemento inherente a todo ser humano es la reflexión que uno mismo le concede a su experiencia. “Las experiencias de pensamiento que realizamos en el gran laboratorio de lo imaginario son también exploraciones hechas en el reino del bien y del mal” (Paul Ricoeur, 1996, p. 167).
Es por ello que verse inmerso en la trama de un libro implica una invitación hacia la introspección, y es mediante este hecho, que lector obtendrá una interpretación basada en la triple mimesis planteada por Paul Ricoeur en la cual la prefiguración con la cual nos acercamos al texto sufre una transformación para finalmente reconfigurarse a una nueva percepción. A una experiencia dotada de nuestra propia identidad.
Bibliografía
- Ricoeur Paul, Sí mismo como otro,
México, Siglo xxi,
2006.
- Pulman Philip, La materia
oscura. Luces del norte, Edición Digital Pincho, 2002.
- Pulman Philip, La materia
oscura. La daga, Edición Digital Pincho. s.f.
- Pulman Philip, La materia
oscura. El catalejo lacado, Edición Digital http://biblioteca.2g.com,
s.f.
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