Ensayo. Análisis semántico de Yerma de Federico García Lorca
Por: Centro Literario Istak Axolotl
El primer acto se encarga de exponer la descripción del escenario en el que se desenvuelven los acontecimientos de la obra, por lo cual, se encuentran los términos chocita, pastor, yunta y boyero, palabras relativas a la familia semántica del campo. Mismas que a su vez proporcionan información acerca de los personajes. Igualmente predominan conceptos relacionados a las plantas como flor, rosa, jazmín, juncos, árboles, hojas, olivos y robles, recurrentes pues giran en torno a la temática central.
A ello se suman río, lluvia y acequias del campo semántico del agua que tienen un propósito relevante por el cual se les alude desde el comienzo, e incluso, trascienden al cierre de la historia. Para una argumentación más precisa de lo antedicho debe tomarse el término sed y el nombre Yerma, puesto que Lorca esboza un contraste en el que se visualiza el tópico fundamental de la representación. La esterilidad. Asimismo, surgen figuras retóricas que se empeñan en enfatizar las ideas mencionadas.
Comenta la actante “Pienso que no es justo que yo me consuma aquí. Muchas noches salgo descalza al patio para pisar la tierra, no sé por qué. Si sigo así, acabaré volviéndome mala.” Este coloquio conserva una analogía en la que el anhelo del personaje por tener un hijo es tal que, esperanzada, va y se coloca en la tierra como si se ella fuese una planta aguardando su germinación. Por esto cuestiona a la Vieja al decirle “¿Por qué estoy yo seca?”. Seco es la contraparte de agua. El agua es fertilidad, vida, por lo que su ausencia origina un plano yermo. Un lugar donde no se puede cultivar.
Contrariedad para el sueño del actante ya que cada vez que se evoca, surgen familias semánticas respectivas a la tristeza como angustia, sufrimiento y dolor. Otra figura retórica que contiene la idea yace en el diálogo de la Vieja pues asevera a Yerma: “[…] Los hombres tienen que gustar, muchacha. Han de deshacernos las trenzas y darnos de beber agua en su misma boca. Así corre el mundo”. Por lo referido ya se conoce el significado del agua, por ende, la expresión deshacernos las trenzas es prácticamente perder la virginidad.
El cuadro primero del segundo acto comienza con las Lavanderas cantando sobre Yerma y su marido. La Lavandera 4 canta: Yo planté un tomillo, /yo lo vi crecer. /El que quiera honra, /que se porte bien. Esto hace alusión a Yerma y su incapacidad de dar hijos a su marido. Implícitamente está diciendo que se está portando mal y por eso no puede plantar un tomatillo. Después, la Lavandera 5 le llama machorra, de nuevo haciendo referencia a su falta de descendencia pues Tiene hijos la que quiere tenerlos.
Continua el dialogo dentro de la misma acción; es que las regalonas, las flojas, las endulzadas, no son a propósito para llevar el vientre arrugado., dice la Lavandera 4. Esto indica que la gente juzga a Yerma por no tener hijos, concluyendo que invariablemente ha sido por decisión de ella y, prácticamente, le llaman adúltera pues comentan que la gente le ha visto hablar con otro hombre que no es su esposo. Las familias semánticas hasta aquí presentes son: semilla, jazmín, tomillo, hojas, ramos y adelfa como símbolos de la vida y que no se puede dar en la tierra seca.
El segundo cuadro del acto transcurre en la casa de Yerma, donde están Juan y sus dos hermanas. En el primer diálogo, Juan rápidamente le reclama a sus hermanas porque dejaron que Yerma saliese sola a buscar agua. Sugiriendo, al decir mi honra está aquí que se está cometiendo algo que daña su honradez, como una falta ante su pacto matrimonial. Cuando lo único que hacía era buscar agua fresca para la comida. Las figuras retoricas predominantes van desde las metáforas, el símil, personificación y la siéndote.
De nuevo, el reclamo incesante de Juan a Yerma por sus múltiples salidas: Las ovejas en el redil y las mujeres en su casa. Tú sales demasiado. Una constante se mantiene en el discurso que le explica detalladamente todo lo que está haciendo mal y cómo es una esposa que no cumple con lo que debería, dar hijos y quedarse en su casa. En realidad, el tema que utilizan la mayor parte de los personajes de la obra es la de un reclamo latente hacia la protagonista por su falta de hijos.
El tercer acto está compuesto por dos escenas en las cuales se presenta el cierre de la obra. En la primera de estas Yerma aparece en el escenario intentando alcanzar su objetivo mediante diversos rituales religiosos recomendados por Dolores, el personaje de la conjuradora, y dos mujeres más. Dicha sesión es interrumpida por Juan quien piensa lo peor de su esposa cuando la descubre fuera de casa. El encuentro entre los dos personajes es el detonante para el inicio de la última parte de la historia.
En ambos fragmentos se sostiene el argumento inicial y a través de los diálogos se puede identificar la conclusión del texto. Los términos manifestados en la tercera parte se inclinan hacia dos vertientes, la conceptualización del estado de la protagonista y los cantos de piedad antes del telón. Si bien en su mayoría los parlamentos son figurados también existen aquellos que manifiestan la situación de la mujer de manera directa y con ideas claras al respecto del tema.
En cuanto a la relación en el primer grupo de familias semánticas que determinan el tema de la obra se encuentran los conceptos acequia, arena, cardos, secano y espigas como espacios metafóricamente vinculados con Yerma, pues se le atribuyen las cualidades de dichos lugares para ejemplificar su estado actual. Estas palabras tienen su complemento de manera denotada en expresiones como seca, marchita, ceniza, ascua y veneno. Juntas resultan ser complementos a la construcción planteada desde el titulo hasta el nombre protagónico.
A la idea anteriormente mencionada se le agrega una antítesis creando un contraste que reafirma a cada una de las ideas propuestas. Una, como ya se dijo antes, forma parte de dolor de Yerma, y la otra es el deseo reflejado por esa sed. El campo semántico con el que se construye dicho argumento nace desde la entrada de la segunda escena. En el canto dentro de la Ermita (templo de agua en un lugar seco) se implementan los siguientes conceptos: flores, rosal, rosa, cimbrea y tierra.
Al finalizar, dentro del último acto se concluye la idea expresada entre lenguaje figurado y expresiones simples presentes incluso antes del inicio de la obra. En este cierre, la protagonista al buscar una solución a su desdicha y finalizar ella misma con ese padecimiento hace que se manifiesten grupos de palabras los cuales afirman las dos expresiones del argumento. El estado irreversible y el deseo inalcanzable. La yerma de un paisaje desolado y el fruto anhelado que no germina.
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